Para finalizar 2023 se espera que un 40 y 45% de las empresas colombianas tengan un uso intensivo de nube de acuerdo con Google Cloud Colombia, mientras se estima que en Latinoamérica la adopción de la nube crezca 34,2% para 2024, al tiempo que se están consolidando las arquitecturas híbridas, por lo que esta tendencia no solo no va a detenerse, tiende a acentuarse (IDC).
Esta tendencia es global, ya que por su parte Gartner asegura que en 2023 el 51% del gasto de TI empresarial en las categorías de software de aplicaciones, software de infraestructura, servicios de procesos empresariales e infraestructura de sistemas habrán pasado a la nube, en comparación con el 41% de 2022. Además, el 65,9% del gasto de software de aplicaciones se destinará a tecnologías cloud para este mismo año.
La migración a la nube se consolida gracias a sus innumerables beneficios que incluyen, la eficiencia en costos, ya que no es necesario mantener ni actualizar una infraestructura propia ni los recursos asociados. Además de generar ahorros significativos ya que se paga exactamente por lo que se usa, con respecto a la capacidad de procesamiento y memoria.
“El desafío está en generar procesos de adaptación, cambios y mejoras para sacar el máximo provecho a esta tecnología”, señaló Fernando Zerbini, Co-fundador y Chief Strategy Officer de Nubiral. “Las métricas de desempeño en tiempo real permiten encontrar oportunidades de mejora, detectar desvíos en el desempeño o escalar los recursos de manera optimizada, sin embargo, aún quedan algunas barreras de tipo cultural, relacionadas puntualmente con el temor al cambio o con un desconocimiento de la arquitectura”, indicó.
La arquitectura multinube debe ser resultante de un diseño y de una planificación y no de una sumatoria de iniciativas cloud aisladas que hayan sido implementadas como respuesta a necesidades específicas.
Resulta importante verificar la existencia de mecanismos de gestión, coordinación e interoperabilidad entre los diferentes prestadores de servicio y de las herramientas que permitan manejar toda la infraestructura, incluyendo los diferentes entornos y arquitecturas, unificar las estrategias de seguridad y de políticas empresariales para garantizar su aplicación, independientemente de dónde se implementen y se ejecuten las cargas de trabajo o desde dónde acceden los usuarios a las aplicaciones y los datos.
“Es real que los servicios que ofrecemos han ido cambiando a lo largo del tiempo, para responder a los distintos desafíos de nuestros clientes y el negocio, pero hemos aprendido que si bien las soluciones tecnológicas y las herramientas basadas en la nube, como son los modelos híbrido y multi-cloud son importantes, nos hemos enfocado en comprender la perspectiva de las empresas, conocer su cultura organizacional y garantizar la adopción óptima de las herramientas. Por lo tanto, es fundamental que las empresas cuenten con un socio tecnológico adecuado”, comentó el directivo de Nubiral.
La nube ya no es una opción ni una ventaja competitiva, sino prácticamente un imperativo para todas las organizaciones que quieran competir en el futuro inmediato. En este sentido, es clave el acompañamiento de un socio tecnológico que permita extraer el máximo valor a las inversiones al tiempo que se reducen los riesgos.
Esta tendencia es global, ya que por su parte Gartner asegura que en 2023 el 51% del gasto de TI empresarial en las categorías de software de aplicaciones, software de infraestructura, servicios de procesos empresariales e infraestructura de sistemas habrán pasado a la nube, en comparación con el 41% de 2022. Además, el 65,9% del gasto de software de aplicaciones se destinará a tecnologías cloud para este mismo año.
La migración a la nube se consolida gracias a sus innumerables beneficios que incluyen, la eficiencia en costos, ya que no es necesario mantener ni actualizar una infraestructura propia ni los recursos asociados. Además de generar ahorros significativos ya que se paga exactamente por lo que se usa, con respecto a la capacidad de procesamiento y memoria.
“El desafío está en generar procesos de adaptación, cambios y mejoras para sacar el máximo provecho a esta tecnología”, señaló Fernando Zerbini, Co-fundador y Chief Strategy Officer de Nubiral. “Las métricas de desempeño en tiempo real permiten encontrar oportunidades de mejora, detectar desvíos en el desempeño o escalar los recursos de manera optimizada, sin embargo, aún quedan algunas barreras de tipo cultural, relacionadas puntualmente con el temor al cambio o con un desconocimiento de la arquitectura”, indicó.
La arquitectura multinube debe ser resultante de un diseño y de una planificación y no de una sumatoria de iniciativas cloud aisladas que hayan sido implementadas como respuesta a necesidades específicas.
Resulta importante verificar la existencia de mecanismos de gestión, coordinación e interoperabilidad entre los diferentes prestadores de servicio y de las herramientas que permitan manejar toda la infraestructura, incluyendo los diferentes entornos y arquitecturas, unificar las estrategias de seguridad y de políticas empresariales para garantizar su aplicación, independientemente de dónde se implementen y se ejecuten las cargas de trabajo o desde dónde acceden los usuarios a las aplicaciones y los datos.
“Es real que los servicios que ofrecemos han ido cambiando a lo largo del tiempo, para responder a los distintos desafíos de nuestros clientes y el negocio, pero hemos aprendido que si bien las soluciones tecnológicas y las herramientas basadas en la nube, como son los modelos híbrido y multi-cloud son importantes, nos hemos enfocado en comprender la perspectiva de las empresas, conocer su cultura organizacional y garantizar la adopción óptima de las herramientas. Por lo tanto, es fundamental que las empresas cuenten con un socio tecnológico adecuado”, comentó el directivo de Nubiral.
La nube ya no es una opción ni una ventaja competitiva, sino prácticamente un imperativo para todas las organizaciones que quieran competir en el futuro inmediato. En este sentido, es clave el acompañamiento de un socio tecnológico que permita extraer el máximo valor a las inversiones al tiempo que se reducen los riesgos.