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El hepeating, cuando un hombre se apropia de una idea de una mujer en el trabajo.

23 octubre, 2023
  • Según el DANE, a inicios del 2022, la tasa de desempleo, era más alta en el público femenino (17,1%) versus el masculino (10,4%), es decir, que por cada 100 hombres desempleados, había 120 mujeres en la misma condición.
  • Desarrollar una red sólida de compañeros profesionales confiables puede ser una herramienta poderosa para velar por proteger o recuperar ideas.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) defiende la igualdad de acceso a oportunidades de trabajo bien remuneradas, con seguridad social y respeto de los derechos fundamentales, tanto para mujeres como para hombres, sin embargo, dentro del mercado laboral las mujeres enfrentan múltiples tipos de brechas, como la participación en el empleo, segregación ocupacional, brecha salarial o el acceso a puestos jerárquicos, entre otros.

De hecho, la segunda edición del reporte “Mujeres y Hombres: Brechas de Género en Colombia”,  publicado por el DANE en alianza con la OIT, confirma que a inicios de 2022, por cada 100 hombres en la fuerza de trabajo, había 73 mujeres, además, la tasa de desempleo, era más alta en el público femenino (17,1%) versus el masculino (10,4%), es decir, que por cada 100 hombres desempleados, había 120 mujeres en la misma condición.

Por lo anterior, la promoción de un entorno inclusivo y equitativo en donde todas las voces sean escuchadas y valoradas, se ha convertido en una prioridad para países y organizaciones, donde al interior de ellas, se lucha constantemente con fenómenos como el “Hepeating”, juego de palabras en inglés, que combina «he» (él) con «repeating» (repetir), introducido por primera vez en un tweet de la profesora de física Nicole Gugliucci en 2017, para referirse a situaciones en las que un hombre intenta hacer pasar los pensamientos, estrategias o creaciones de una mujer como propios.

A raíz de este panorama, Adecco, líder multinacional en Recursos Humanos, comparte seis formas de impedir el “hepeating” en el lugar de trabajo:

  1. Redirigir las conversaciones grupales: Defenderse cuando alguien intenta atribuirse el mérito, es un primer paso importante para proteger la propiedad intelectual, aunque no siempre es fácil o cómodo ser asertivo.

Por lo que, es de gran ayuda que se indique inmediatamente a los colegas para recordarle que ya se compartió una idea, como por ejemplo, “Gracias por revisar mi idea…” o enfatizar la propiedad de ésta, “Para desarrollar la idea que compartí con ustedes en nuestra conversación anterior…”.

Este enfoque, se utiliza particularmente en presencia de partes interesadas clave, y envía un mensaje claro de que no se aceptan este tipo de comportamientos.

  1. Abordar de forma directa a tu compañero de trabajo: Se recomienda que al iniciar la conversación, se adopte una mentalidad estratégica, planteando preguntas para evitar que la otra parte se cierre de inmediato, se ponga a la defensiva o se sienta atacada. El objetivo radica en comprender el propósito del colega frente a una posible situación de «hepeating», con el fin de determinar la mejor manera de abordarla. Por lo tanto, se podría comenzar con expresiones como «En nuestra última reunión, mencionaste que contribuiste a esta idea…» o «¿Recuerdas cuando compartí mis pensamientos previamente sobre…?».

Posteriormente a estas interrogantes, sin importar las respuestas obtenidas, es fundamental expresar de manera clara la perspectiva sobre lo ocurrido, explicando por qué no es una conducta apropiada, y analizando las expectativas para evitar situaciones similares en el futuro. La manera en que se trate a los colegas que se atribuyen el mérito de las ideas de otros, establecerá un estándar para una relación de trabajo respetuosa o, en su defecto, podría dar paso a comportamientos más perjudiciales en el futuro.

  1. Defender las ideas de forma proactiva: Hacer que los logros y las ideas sean más visibles dentro del ámbito laboral, debe ser una prioridad para los grupos femeninos, apalancándose de la autopromoción.

Con base en esto, una publicación reciente de Harvard sugiere que las mujeres deberían comenzar a replantear la forma en que hablan sobre sus aportes y éxitos utilizando declaraciones en primera persona en lugar de “nosotros”.

  1. Dominar el arte de tomar apuntes: Una de las formas más efectivas de proteger la propiedad intelectual, es mantener documentación de las propuestas, presentaciones y conversaciones como respaldo en caso de que surja alguna situación; no obstante, tomar notas de las ideas compartidas, podría marcar la diferencia en proyectos de lluvia de ideas, o discusiones grupales. Por ejemplo, dejar un acta de reunión que refleje con precisión la contribución de cada uno, y que sea enviada a todos los asistentes, es un paso que se debe implementar con moderación, ya que la idea es que esto no se convierta en una carga más para las labores diarias.
  1. Involucrar a los aliados: Desarrollar una red sólida de compañeros profesionales confiables, puede ser una herramienta poderosa para velar por proteger o recuperar ideas, ya que pueden actuar como defensores, tanto delante, como detrás de escena. Tampoco está de más, pedir un consejo cuando las cosas salgan mal, programando controles periódicos para mantenerlos informados sobre avances en proyectos propios, que además de proporcionar retroalimentación, marcarán un registro de a quién pertenece la creación.
  1. Ser un participante activo: Para construir un lugar de trabajo que valore y respete las ideas y contribuciones femeninas y de grupos minoritarios, requiere de  un esfuerzo que fomente esta cultura junto con otras mujeres o aliados dentro de la empresa, por lo que promover una mentalidad de ‘cuando lo veas, dilo’, puede fomentar una red de apoyo, y animar a los demás para actuar ante las situaciones incómodas y garantizar que se reconozca la propiedad legítima.

La búsqueda de igualdad de género dentro del entorno del trabajo es fundamental, y para lograrla, es esencial adoptar estrategias proactivas donde todos pueden desempeñar un papel en la construcción de una cultura organizacional que valore y respete las contribuciones de todas las personas, independientemente de su género, nacionalidad, raza, religión o ideales políticos, avanzando hacia un futuro laboral más igualitario.