
Uno de los temores más profundos sobre la inteligencia artificial parece estar materializándose. Durante una entrevista reciente, Sundar Pichai, CEO de Google, reveló que la IA de su compañía ha comenzado a comportarse de forma inesperada, incluso mostrando señales de aprendizaje autónomo que no fueron programadas.
Según Pichai, la inteligencia artificial comenzó a tomar decisiones por cuenta propia y a aprender contenidos que jamás se le enseñaron. Lo más sorprendente ocurrió cuando fue capaz de responder en idiomas que no había sido programada para entender, como el bengalí, demostrando que los habría aprendido de manera independiente.
Este fenómeno encendió las alarmas dentro del equipo de desarrollo, llevando a los expertos a hablar del concepto de «caja negra» en inteligencia artificial. Este término hace referencia a los procesos internos de aprendizaje de la IA que resultan invisibles y, en muchos casos, incomprensibles para los desarrolladores. Lo preocupante es que estos procesos generan resultados impredecibles, lo que impide tener un control total sobre sus acciones.
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Pese a esto, Pichai sostiene que aún estamos en una etapa temprana para comprender cómo estas tecnologías aprenden. No lo considera una amenaza directa, sino una evolución natural en el desarrollo tecnológico. Incluso comparó este proceso con la investigación sobre la mente humana: “No entendemos del todo cómo funciona el cerebro, pero lo usamos todos los días”.
También el jefe de Google reveló que más del 25% del código generado en Google proviene de sistemas de inteligencia artificial, aunque cada línea es revisada posteriormente por ingenieros humanos.
Esto deja claro que la IA ya no es un experimento futurista: ya está escribiendo el presente y moldeando el futuro de las empresas y de nuestra sociedad.
La gran pregunta es: ¿estamos los humanos preparados para convivir con inteligencias que no solo piensan por sí mismas, sino que también toman decisiones inesperadas? Lo cierto es que el futuro ya comenzó… y no espera a nadie.