Debido a la pandemia originada por el COVID-19 a nivel mundial las celebraciones asociadas a la Semana Santa fueron replanteadas a nivel mundial.
Esto debido a las recomendaciones dadas por las autoridades sanitarias de evitar conglomeraciones que puedan ser foco de propagación del coronavirus, lo cual es muy palpable en estas celebraciones.
La idea es que estas celebraciones serán hechas por los sacerdotes a puerta cerrada, pero si completas y algunas serán emitidas vía streaming.
De igual manera, se ha invitado a los celebrantes para poner a disposición de los fieles las ramas de olivo previamente bendecidas al igual que botellas de agua bendita.
No a las celebraciones en streaming grabadas
De igual forma el administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén ha sugerido que dichas celebraciones se hagan en directo y, «siguiendo la sugerencia de la Congregación para las Iglesias Orientales, el Sábado Santo por la tarde en todas las iglesias, incluso donde no hay celebración» sí al repique de las campanas a la hora prevista para la celebración de la liturgia de vigilia acordada por el vicariato, para invitar a todos a un momento unificado de oración».
De igual manera, los jerarcas de la Iglesia han exhortado para que las familias se reúnan a rezar en casa, retomando las antiguas tradiciones, y pide a los vicariatos y a las oficinas diocesanas que preparen subsidios con la indicación de los pasajes bíblicos para los distintos días de la Semana Santa y los signos que pueden realizar los jefes de familia.
Definitivamente el COVID-19 ha cambiado la sociedad en muchos aspectos, y la religión no escapó ante este nuevo paradigma.