Desde muy niño, Santiago Gutiérrez sintió pasión por la música. Cantó en alguno coros en su ciudad natal, Cali, pero fue sólo hasta los 16 que el llamado llego, esta vez para quedarse. Fue mientras participaba en el muy conocido coro juvenil Escolanía, como cantante lírico, que definió que el canto incluso iba a ser la pasión de su vida.
Ya con esta meta clara y definida, Santiago inició sus estudio de música con énfasis en canto en la Universidad Javeriana. Pero aún sentía que faltaba algo para ser feliz totalmente. Fue entonces cuando, analizando sus gustos y talentos, notó que sentía curiosidad por la forma en cómo se construyen las cosas. Y fue así cuando dio en la nota: quería dedicar su vida a “construir” desde la música.
Con este derrotero claro, cambió su énfasis para dedicarse a entender el mundo de la composición. Tiene hasta un método propio para componer, que lo hace aún más interesante: “Constantemente me pregunto cuál sería la figura del sonido y cómo puede ser representado dejando espacio para la libertad y la interpretación abierta” señala.
Y es que otro de sus talentos, las manualidades y artes plásticas, encajan perfecto con la música. “Al imaginar, cantar o escuchar un sonido mi primer instinto es traducirlo a un elemento gráfico, basado en este elemento, empiezo a imaginarme este sonido en compañía de otros gráficos, y de esta forma inicio una composición” asegura.
Con estas bases, emprendió un nuevo camino para estudiar una maestría en composición musical en la prestigiosa Manhattan School of Music en Nueva York, y es en esta ciudad, donde se abrieron las puertas de las oportunidades. En NY logró ingresar al reconocido “Music at Co-Cath” (MACC), organización de la Co-Catedral de San José en Brooklyn, que trabaja producciones de alto nivel de música sacra, presentando a la comunidad una diversa gama, integrada con danzas, teatro y escenografía.
Y es en la Co-Catedral, donde gracias a su trabajo en la recuperación de una histórica pieza de música católica haitiana, se empieza a construir un nuevo futuro, pues fue nombrado compositor residente, un honor, en el mundo de los corales neoyorquinos que son conocidos mundialmente por su profesionalismo y alto nivel.
“Estos himnos, que hacen parte de la cultura e historia de Haití, se encuentran escritos a mano en partituras que están en deterioro. Estas composiciones se destacan por ser muy fuertes en términos de la tradición oral” comenta Santiago.
El músico, presentará además el arreglo realizado al himno haitiano “Mari Manman Nou”, como parte de un repertorio musical de jóvenes talentos en el marco del festival Futuros, en el famoso Lincoln Center, en septiembre próximo.
Ya con esta meta clara y definida, Santiago inició sus estudio de música con énfasis en canto en la Universidad Javeriana. Pero aún sentía que faltaba algo para ser feliz totalmente. Fue entonces cuando, analizando sus gustos y talentos, notó que sentía curiosidad por la forma en cómo se construyen las cosas. Y fue así cuando dio en la nota: quería dedicar su vida a “construir” desde la música.
Con este derrotero claro, cambió su énfasis para dedicarse a entender el mundo de la composición. Tiene hasta un método propio para componer, que lo hace aún más interesante: “Constantemente me pregunto cuál sería la figura del sonido y cómo puede ser representado dejando espacio para la libertad y la interpretación abierta” señala.
Y es que otro de sus talentos, las manualidades y artes plásticas, encajan perfecto con la música. “Al imaginar, cantar o escuchar un sonido mi primer instinto es traducirlo a un elemento gráfico, basado en este elemento, empiezo a imaginarme este sonido en compañía de otros gráficos, y de esta forma inicio una composición” asegura.
Con estas bases, emprendió un nuevo camino para estudiar una maestría en composición musical en la prestigiosa Manhattan School of Music en Nueva York, y es en esta ciudad, donde se abrieron las puertas de las oportunidades. En NY logró ingresar al reconocido “Music at Co-Cath” (MACC), organización de la Co-Catedral de San José en Brooklyn, que trabaja producciones de alto nivel de música sacra, presentando a la comunidad una diversa gama, integrada con danzas, teatro y escenografía.
Y es en la Co-Catedral, donde gracias a su trabajo en la recuperación de una histórica pieza de música católica haitiana, se empieza a construir un nuevo futuro, pues fue nombrado compositor residente, un honor, en el mundo de los corales neoyorquinos que son conocidos mundialmente por su profesionalismo y alto nivel.
“Estos himnos, que hacen parte de la cultura e historia de Haití, se encuentran escritos a mano en partituras que están en deterioro. Estas composiciones se destacan por ser muy fuertes en términos de la tradición oral” comenta Santiago.
El músico, presentará además el arreglo realizado al himno haitiano “Mari Manman Nou”, como parte de un repertorio musical de jóvenes talentos en el marco del festival Futuros, en el famoso Lincoln Center, en septiembre próximo.